Ximena Rincón, intendenta de la Región Metropolitana
Ser mujer en un mundo hecho por los hombres
Ernest Hemingway sabiamente alguna vez advirtió: “No es hora de pensar en lo que hiciste, piensa en lo que puedes hacer con lo que tienes” y eso es el liderazgo, sobre todo en un mundo cambiante como el actual, donde el liderazgo se refiere a un proceso de influencia social, que ya no se entiende sin la integración de la mujer. Más aún, en las esferas de poder, donde se toman decisiones que intervienen a la sociedad y su cultura.
El liderazgo femenino se ha dado a lo largo de la historia, han sido muchas las mujeres que han hecho ostentación del mismo; desde Juana de Arco, pasando por Eva Perón, Golda Meir o Margaret Thatcher, por nombrar algunas, etc.
En el ámbito político, las desigualdades de acceso a las esferas de poder no ha sido un tema que ha pasado desapercibido. El número de mujeres que han ocupado los más altos cargos de los poderes ejecutivo y legislativo, gobiernos regionales, locales y partidos políticos en 1990 era de 283 mujeres, de los más de dos mil existentes a nivel nacional. 16 años después la cifra llega a 620, previo al nuevo gobierno de Michelle Bachelet, en que la política de paridad de género traerá nuevas perspectivas para las mujeres y su capacidad de ocupar posiciones de poder.
El gabinete del Gobierno que comienza el 11 de marzo, estará conformado en un 50 por ciento por mujeres, esto es un gran avance comparado al 17 por ciento de Ministras que actualmente colaboran con el Presidente Lagos.
Sin embargo en el Congreso Nacional, las mujeres sólo representan el cinco por ciento del Senado y el trece por ciento de la Cámara Baja.
Estas cifras demuestran la resistencia del propio sistema político a la incorporación real de la mujer, por tanto, estamos hablando de variables culturales, que requieren procesos de cambios de las personas, mujeres y hombres, en el marco de una legalidad acorde a las transformaciones del siglo XXI.