Por lo tanto, el liderazgo femenino conlleva el uso de las características propias de la mujer al ejercer este rol, es decir, ser mujer en un mundo donde los hombres son quienes han formulado las reglas, sin por ello entrar en prácticas competitivas, sino que complementarias.
Sin duda, las cualidades del liderazgo femenino, más las específicas habilidades técnicas de muchas mujeres calificadas, resultan congruentes con las necesidades modernas para el desarrollo de las organizaciones, puesto que están orientadas a las personas, en un mundo donde los líderes tienen a su cargo el manejo del cambio, el desarrollo, visiones de futuro y el alineamiento de las personas, de manera que las inspire a vencer obstáculos.
Las mujeres como líderes políticos son un fenómeno permanente, en crecimiento, aunque los cambios culturales son lentos, se requiere acelerar los procesos que permitan poner a Chile a la altura de los tiempos modernos.
Pero más allá de todo lo señalado, hoy, en nuestro país y en el mundo, las mujeres asumen roles FINALMENTE porque son capaces, no porque son mujeres, eso es lo importante.