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Pensaba retirarse pocos meses después de quedar atrapado. De hecho, sus familiares consideran una “premonición” el hecho de que haya preferido entregarles de forma anticipada los regalos del día del niño a sus hijos, antes de entrar a la mina.
En la actualidad no tiene trabajo y está dedicado a la ampliación de la cocina de su casa.
“Estoy a pura pichanga los domingos”, bromeó en una entrevista concedida a El Mercurio.
Tiene 45 años, está casado hace 25. Su mujer le ofreció casarse por la Iglesia cuando saliera, y Esteban aceptó de inmediato.