La traición de Vader provoca, paralelamente, la caída de los Jedis, la partida de Yoda al planeta Dagobah y la de Obi-Wan a Tatooine. La única luz de esperanza en esta película es el nacimiento de Luke y Leia, a pesar de que sólo dure unos segundos porque los gemelos son separados a los pocos momentos para ocultar su nacimiento.

El despliegue de efectos especiales, uno de los sellos que ha distinguido a “La Guerra de las Galaxias”, vuelve a ser un fuerte apoyo, con la aparición de nuevas naves, androides y mundos, como el de Chewbacca y los wookiees, o el planeta volcánico de Mustafar.

George Lucas ha declarado que los niveles de violencia del nuevo episodio pueden resultar chocantes para los niños, que serán testigos del anunciado duelo final entre Anakin y Obi-Wan, una pelea en que el realizador despliega toda la experiencia que ha ganado en casi 30 años, con espectaculares coreografías y un escenario que parece sacado de una pesadilla sobre el Apocalipsis.

Yoda y Darth Sidious también aportan a la galería de enfrentamientos con una pelea que reivindica un poco al viejo maestro Jedi luego de su enfrentamiento con el conde Dooku

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