Ellos fueron condenados por el padre de Kal-El, verdadero nombre de Superman, y debían estar encerrados eternamente en un espejo que vagaba por el espacio, pero accidentalmente son liberados y llegan a la tierra obteniendo los mismos poderes del héroe.
Un grave problema, porque Puzo esta vez había optado por el tradicional conflicto entre superpoderes y vida normal que suele afectar a los personajes de los cómics, quienes muchas veces renuncian a sus habilidades para ser como cualquier mortal.
El último aliento
“Superman II” costó US$ 54 millones y sus recaudaciones fueron favorables, llegando a US$ 65 millones, esto impulsó a sus productores para que se arriesgaran con una tercera parte.
“Superman III” o “Superman vs. Superman” tuvo su gran estreno en 1983, con algunas modificaciones en el elenco. Hackman dejó la saga y Lex Luthor salió de la trama para dar paso a un seudo científico interpretado por el comediante Richard Pryor, fallecido el año pasado.
Uniéndose al naciente boom de los computadores, el guión de la nueva cinta enfrentaba a Superman con una súper maquina inventada por el personaje de Pryor. Además, Clark Kent mostraba su lado más oscuro al ser contaminado por Kriptonita.
No estaba muerto...
El anuncio de Christopher Reeve de que no volvería a ponerse la capa roja y el fracaso económico parecían ser los indicadores de que Superman tomaría unas largas vacaciones.
A esto se sumó la realización de un proyecto paralelo inspirado en el Hombre de Acero: “Supergirl”, un largometraje protagonizado por Helen Slater que tuvo en su elenco entre otras a Mia Farrow, pero fue un rotundo fracaso.
Cinco años duró el descanso. En 1988 la férrea determinación de Reeve ya había sido doblegada y volvía ponerse el traje de su alter ego para intentar devolver su antiguo esplendor al héroe.