MIGRACIONES EN AMÉRICA LATINA - COLOMBIA

estas, explicó, reflejan el proceso de maduración de las mismas, pues se han estabilizado los ingresos de los colombianos que emigraron hace varios años y en este momento tienen más dinero disponible para enviar a sus familiares.

La gran oleada de colombianos al exterior de finales del siglo pasado y principios del actual dejó un saldo de emigrantes de 3,3 millones en el 2005, según los resultados del censo realizado por el Dane en dicho año.

La migración, por supuesto, no se ha detenido, pero su crecimiento sí es mucho más lento: de acuerdo con los registros migratorios del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), del total de colombianos que viajaron al exterior en el 2006, 178.000 no regresaron al país, cifra que disminuyó ligeramente a 169.918 personas el año pasado.

En concordancia con la tesis de González, no cabría esperar que estos colombianos ya estuvieran enviando al país recursos para sus familiares, por lo menos no en cuantías modestas –salvo los que han viajado con un contrato de trabajo bajo el brazo–, pues no tendrían recursos excedentes para hacerlo. Esto lo lograrían al cabo de dos o tres años más en tierras extranjeras.

David Khoudour aventura la hipótesis de que el incremento de las remesas es el resultado de su mayor formalización debido a la reducción de los impuestos y del costo de los envíos que pesaban sobre las mismas, lo que llevaba a los emigrantes a utilizar canales informales para hacer llegar los recursos a sus familias y, por lo tanto, esos envíos no quedaban en los registros oficiales.

Ahora hay más entidades que canalizan los giros, es decir, hay mayor competencia y esto ha reducido los costos de las remesas.