MIGRACIONES EN AMÉRICA LATINA – ECUADOR

Mónica Elizabeth Sánchez es parte de ese grupo. Ella emigró empujada por el enojo que desató el congelamiento bancario del 2000, ya que apenas le devolvieron la quinta parte de sus ahorros.

Con un PhD en Economía, Paúl Carrillo ahora ejerce su profesión a tiempo completo en la universidad estadounidense. Además de dictar clases en Economía Urbana y Regional durante el semestre de otoño, y Microeconomía Intermedia durante el semestre de primavera, participa en diversos estudios económicos.  

Vía telefónica desde Washington, confesó que se siente motivado. En el año y medio que  trabaja ha sido invitado a presentar sus estudios en conferencias en Madrid, Nueva Orleans y Washington D.C. Recientemente recibió una beca académica al ser designado ‘George Washington Institute of Public Policy Research Scholar’.

Por su parte, Sánchez decidió acogerse al flujo masivo de médicos ecuatorianos hacia Chile. En este caso, les favorece el Convenio Andrés Bello entre Ecuador y Chile, mediante el cual se permite revalidar un título universitario y ejercer la profesión. Ella viajó como turista. Al tiempo que revalidaba su título, empezó a buscar trabajo. Ahora está enrolada al sistema de salud municipal de Santiago.

Pero también se han ido cientos de enfermeras. Según Rosario Inga, presidenta de la Federación de Enfermeras del Azuay, muchas de ellas van a ejercer su profesión en países como EE.UU. o a cuidar a enfermos y personas de la tercera edad en Europa. “Blanca Morocho, por ejemplo, quien trabajó en el hospital estatal Vicente Corral Moscoso de Cuenca, ahora es jefe de enfermeras de un hospital de Psiquiatría en Manhathan, EE.UU.