En la presidencia le dijeron que todo estaba fuera de su competencia que no había nada qué hacer. Se sentó en una banca a llorar, pero luego tomó un periódico para cubrirse la pena de las lágrimas y de manera milagrosa vio en la hoja estaba la foto del presidente de la comisión de Migración. Era el regidor Juan Alfredo Landeros quien dijo que no le creería nada hasta que trajera a los familiares de los migrantes. Los juntó y los llevó a la delegación de Relaciones Exteriores. Consiguió a la Madre de David Alejandro, quien no sabia del accidente de su hijo. A esposa de Dario.

Martha Bravo de la oficina de Relaciones Exteriores en el municipio la tachó de revoltosa. El cónsul de Bahamas en Jamaica, José Luis Delgado le dijo que si tenía dinero para depositar a una cuenta para que regresara su esposo. Un diputado priísta, se había encargado de también de filtrar todo. Ya por los pasillos del edificio diplomático de la ciudad de México se sabía de los migrantes de las Bahamas. Eran finales de julio. En la primera semana de agosto por el mismo llano que se fue, sus hijos lo vieron venir. Era el primero de los seis mexicanos en regresar, gracias a su esposa Ana Isabel.