El
Mercurio en Pakistán
Entre
túnicas, velos y chaadares
Sábado
6 de Octubre de 2001
Pablo Soto, enviado especial Islamabad,
Pakistán
La visión de las calles de esta capital centroasiática
muestra que las costumbres locales son muy distintas a las
de Occidente.
Aquí, no es fácil encontrar a jóvenes
vistiendo jeans o poleras con letras de colores ni zapatillas
deslenguadas, como puede verse en cualquier capital occidental.
Ya sean adultos o jóvenes, la indumentaria local es
muy distinta.
Los hombres visten el tradicional Shalwar Qamaiz, que es una
suerte de camisa larga, tipo túnica, puesta encima
de un pantalón. Todo en una tela muy delgada.
El color de esta ropa es casi siempre blanco o café
claro y tiene la ventaja, según dicen los propios paquistaníes,
de refrescar cuando el sol quema fuerte, lo que aquí
es cosa de todos los días. La tenida la completan un
par de sandalias livianas.
En el caso de las mujeres, el impacto visual puede ser aún
mayor. Casi todas lucen velos conocidos como chaadares que
les cubren la cabeza, los hombros y en ocasiones la cara.
Los colores son variados, pero tienen en común la forma
poco sugerente y casi misteriosa.
Eso es en Islamabad, pero si se cambia de destino hacia ciudades
como Rawalpindi (30 kilómetros de la capital) o Pewshawar
(180 kilómetros, en la frontera con Afganistán)
el vestuario se hace aún más discreto.
Las mujeres tratan de pasar inadvertidas y entre los habitantes
locales lo logran sin problemas, aunque para mí la
forma en que se visten tiene el efecto contrario.
Utilizan una tenida que se llama burka, que es una especie
de extenso paño que les cubre todo el cuerpo, incluyendo
la cara. El único contacto que este prenda permite
con el exterior es una estrecha rejilla de hilo a la altura
de los ojos y la nariz, para poder respirar y no tropezarse.
Las mujeres aquí no pueden circular con cualquier clase
de ropa, pues en algunos lugares simplemente no les es permitido.
Para los paquistaníes el paisaje de sus indumentarias
es común, tan común que lo raro es precisamente
la forma de vestir occidental, con zapatos, jeans y camisa.
Para los 140 millones de paquistaníes, es más
que evidente quien está desentonando.
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