El
Mercurio en Pakistán
Efecto
vecinal de la guerra
Viernes
12 de Octubre
de 2001
Pablo Soto, enviado especial Islamabad, Pakistán La
guerra que estalló en Afganistán ya comenzó a tener repercusiones.
Aquí, en el vecino Pakistán, muchos líderes religiosos
están impulsando protestas que han traído violencia a las principales
ciudades del país.
Es una violencia que viene de los sectores más
radicales y temibles de la población islámica de este país
de 140 millones de habitantes. Por lo que he visto estos días en las calles
de Pakistán, el país se ha ido transformando de uno tranquilo, que
vive a su propio ritmo, a uno muy agitado y nervioso que igual está envuelto
en la guerra contra el terrorismo. La mayoría de los paquistaníes,
los que no protestan, también lo sienten así, porque sin que siquiera
lo imaginaran el conflicto les está tocando fuerte a la puerta y la amenaza
de la guerra civil hecha por los grupos religiosos sigue latente.
El gobierno
de Pervez Musharraf ya jugó su opción a favor de Estados Unidos,
aunque con ello se distanciará definitivamente de los talibanes que protegen
a Osama bin Laden.
Prestó bases para que Estados Unidos realice
aterrizajes de emergencia o rescates en el caso de que ello sea necesario.
Conforme pasen los días, esta situación se irá aclarando.
Pero el tiempo será lento, porque ya se anunció que la guerra contra
el terrorismo durará lo que tenga que durar, aunque en el camino otros
comiencen a verse profundamente tocados. Pakistán y las protestas que sacuden
al país hacen que el conflicto ya se sienta en carne propia. |