Sábado 13 de Octubre de 2001
Pablo Soto, enviado especial
Islamabad, Pakistán

ISLAMABAD. En el Aeropuerto Internacional de Islamabad los nervios están por reventar. Como en todo Pakistán hay un fuerte control policial por la cercanía de la guerra en el vecino Afganistán, pero las medidas de seguridad aquí se han extremado por el movimiento de extranjeros que pasan por este terminal aéreo. Tomar un vuelo en este aeropuerto no es tarea fácil, pues existen al menos cinco controles antes de acceder a la sala de embarque.

No hay pasajero ni maleta que se escape, todos son revisados prolijamente por los funcionarios de seguridad que hacen notar con su actitud que aquí no se viven tiempos normales.

Las maletas desarmadas son el mejor reflejo de como se controla aquí la circulación de pasajeros. Una vez hecha esta revisión, se coloca un ticket a cada equipaje, pero ello no impide que se vuelva a hacer otra y otra revisión.
Es agotador y hasta irritante, pero hay que aceptarlo si se quiere llegar a destino.

Los nervios están en el aire. Lo notan los pasajeros y lo hacen sentir los guardias.

Es lo se vive aquí, en el Aeropuerto Internacional de Islamabad.