Estas cantidades deben ingerirse fraccionadas durante el día -3 a 4 veces-. Además se debe tener una ingesta adecuada de líquidos, alrededor de un litro y medio a dos diarios.
La recomendación general es comer tres o cuatro porciones diarias de lácteos descremados, dos porciones de fruta, cuatro de verduras, una o dos de carnes –de preferencia magras-, una porción de carbohidratos –arroz, papas, fideos-; se debe evitar los azúcares y usar aceite de oliva para aliñar.
Las claves para mantenerse en el peso, según un estudio realizado en Estados Unidos, son: ejercicio permanente; autocontrol del peso una vez a la semana; porciones chicas de alimentos; no saltarse comidas, sobre todo el desayuno; comer lento y masticar bien, y –algo que es más difícil de controlar- no asociar la comida a las emociones. Cuando se logra separar estos ámbitos, los resultados son mucho mejores.
La principal desventaja del círculo de la dieta es que el hombre fue creado para adaptarse al ayuno -si el organismo no recibe alimentos, baja su asimilación para evitar morirse-; entonces, cuando las personas viven a dieta, el organismo se acostumbra a bajar su metabolismo y, por lo tanto, cada vez que se deja la dieta y después se la retoma, cuesta más bajar, porque éste "ya se echó a perder". Baste pensar que el organismo humano puede sobrevivir sin comer hasta dos meses, no así sin agua, pues no llega a los dos días.
Un problema asociado a las dietas, principalmente en mujeres, es el cáncer vesicular, pues como bajan de peso bruscamente y casi no consumen alimentos, la bilis –cuya función es degradar lo que se ingiere- se acumula en la vesícula y forma cálculos que luego se convierten en este tipo de cáncer que es la principal causa de muerte femenina en nuestro país. Por esta razón, quienes se someten a cirugía bariátrica (by pass gástrico), deben realizarse una ecotomografía abdominal antes de operarse y seis meses después de la operación como control.