Todo ello es en los fumadores, pero el daño que sufren quienes están a su alrededor (los fumadores pasivos) es muy grande. Está descrito que en ellos aumenta en casi el 30 % la patología coronaria; asimismo los cáncer de pulmón, senos perinasales y el de mamas en mujeres premenopáusicas; asimismo, las cataratas.
Claramente, los fumadores pasivos más afectados son los niños. En las casas donde fuma el papá, la mamá o ambos, los hijos tienen mayor probabilidad de tener bronquitis y bronconeumonias, otitis media y, lo más grave, el síndrome de muerte súbita infantil. También aumenta la frecuencia de asma bronquial.
El doctor Bello insiste: "Que la cajetilla diga estos cigarrillos te están matando no es un eslogan, es cierto. Es un tema muy importante desde el punto de vista de la salud pública, pues el 40 % de la población adulta es fumadora".
Las políticas públicas son la principal arma para disminuir el consumo de cigarrillos y, en ese sentido, la nueva ley sobre tabaco, es un avance. En segundo lugar, están los ambientes libres de humo. Bello indica que está comprobado que si se prohíbe fumar en los ambientes de trabajo, las personas fuman mucho menos y, en muchos casos, dejan de hacerlo. También influye la prohibición de la publicidad del tabaco, sobre todo en los jóvenes, según se ha visto en otros países; en Chile este artículo de la ley empiezan a regir en noviembre del 2007.
En cuanto a tratamientos para dejar el hábito, los que mejor resultado han tenido son los que combinan el enfoque psicológico -con técnicas bastante sencillas de terapia cognitivo conductual- y la farmacología adecuada.
Los fármacos más antiguos y que más se han usado en el mundo son los sustitutos de nicotina como parches, chicles, inhalador nasal o bucal y pastillas. La adicción al tabaco se produce por este componente, por lo tanto, es necesario sustituirlo durante la primera etapa del tratamiento donde se ocasiona el síndrome de privación, para que este periodo sea más manejable.
Bello aclara, eso sí, que hay gente que nunca pasa por esto, que deja de fumar de un día para otro sin mayores complicaciones. "Ahora, mientras más fume una persona, mientras más adicta sea, es más difícil dejar de fumar".
Otro medicamento que se utiliza hace varios años en Chile es el bupropion, de la familia de los antidepresivos, y ha sido bastante eficaz para controlar la ansiedad y la angustia.
El especialista agrega que, además, existen dos fármacos en estudio, uno ya aprobado por la FDA en Estados Unidos, la vareniclina, que es un agonista de los receptores de nicotina; es decir, los bloquea para que no entre la nicotina y, al mismo tiempo, estimula la producción de dopamina, que es el neurotransmisor del placer, que es la razón por la que la gente se hace adicta. "Los resultados son muy alentadores", dice.