La recomendación para aquéllos que dicen no tener tiempo para hacer ejercicio es "un estilo de vida activo", lo que significa bajarse del metro una estación antes, dejar el auto estacionado más lejos, utilizar las escalas, caminar trayectos cortos en vez de usar un medio de locomoción. Tres caminatas de diez minutos por día son equivalentes a los 30 minutos de una vez.
La caminata debe hacerse a un paso de ritmo vivo; es decir, que la persona sienta que puede conversar mientras camina, que su respiración no se agite y que, al detenerse, le cueste poco recuperarse. Estos parámetros indican que es una actividad claramente aeróbica y moderada.
Considerando que las expectativas de vida de la población han crecido y las causas de mortalidad son fundamentalmente las cardiovasculares, el cáncer y los accidentes, toda persona debe aspirar a tener una vida larga y de buena calidad.
El envejecimiento no depende sólo del paso del tiempo, sino del azar, de la posibilidad de adquirir alguna enfermedad o tener un accidente, pero, también, del autocuidado, de la prevención. En ese contexto, el control de la presión arterial, de factores de riesgo metabólicos como desarrollar diabetes o sus pasos previos –resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa o dislipidemia (colesterol o triglicéridos elevados)- , dejar el tabaco y un control médico anual, son prevenciones que no pueden dejarse de lado. Sólo con la prevención se atacan a tiempo los factores de riesgo que no producen síntomas.
Quienes realizan ejercicio físico deben considerar que las enfermedades cardiovasculares pueden manifestarse, incluso dramáticamente, durante la práctica, porque hay una mayor exigencia sobre el corazón y el sistema circulatorio.
Yáñez señala que antes que nada, debe realizarse un control médico pre participativo, dependiendo de la edad de los individuos. En los menores de 35 años, el riesgo de enfermedades cardiovasculares o muerte súbita se debe a patologías cardiacas hereditarias o congénitas y, por lo tanto, los estudios a realizar buscan pesquisar estas características adquiridas. Sobre esta edad, el paso del tiempo y la presencia de factores de riesgo cardiovasculares hacen más probable la enfermedad coronaria.
La pauta clínica recomendada es, primero, una buena anamnesis (interrogatorio del médico al paciente sobre su historia) y un examen clínico; luego, los análisis de laboratorio (orina completa, hemograma y perfil bioquímico y lipídico) y el test de esfuerzo.
En los deportistas de competencia se recomienda una historia clínica exhaustiva, un electrocardiograma de reposo, un test de esfuerzo y un ecocardiograma.