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La
fuerza está con Lucas
Se acercaba la Navidad de 1976 y los ejecutivos de
los estudios 20th Century Fox que ya habían
recibido de mala gana la noticia de que La guerra
de las galaxia no alcanzaría a estar lista
para esa fecha pidieron al menos un avance, una
sinopsis para aprovechar la alta concurrencia a los
cines y promover el estreno aplazado para mayo del
77. George Lucas hizo lo que pudo: juntó algunas
escenas de personajes el jovencito, la jovencita,
el malo, los robots y las intercaló con
lo poco que tenía listo de efectos visuales:
una que otra nave disparando en el espacio, una pelea
con espadas láser que parecían vulgares
tubos fluorescentes. El texto de la voz en off describía
de qué se suponía que se trataba La
guerra de las galaxias: "La historia de un chico,
una chica y un universo".
Por supuesto, semejante descripción, ademas
de cursi, era imprecisa. Como lo comprobarían
millones de espectadores en el futuro, La guerra de
las galaxias no era la historia de una chica y un
chico. No primordialmente. Era en ese primer
episodio, que ahora conocemos como "el cuarto"
la historia de un joven granjero que decide aprender
el camino de la Fuerza y seguir a un viejo maestro
jedi al rescate de una princesa que ha sido detenida
por las malvadas fuerzas del imperio, y termina uniéndose
a las fuerzas rebeldes para continuar la lucha. O,
desde otro punto de vista, la historia de un cínico
mercenario espacial que viajaba en una nave "chicoteada"
junto a un amigo que parecía un mono con acromegalia.
Pero también era la historia de un chico, una
chica y un universo. La guerra de las galaxias la
película y la saga siempre tuvo un pie
en ese registro: siempre fue, con mayor o menor intensidad,
una teleserie con una que otra batalla espacial intercalada.
Tal como los cómics japoneses, que no tienen
problemas en mezclar en una misma historia bobas declaraciones
de amor un imán para las almas sensibles
con violentas y vertiginosas batallas. Por eso, en
parte, funcionó tan bien a un nivel tan masivo.
La saga completa de La guerra de las galaxias (la
original y la nueva, que termina con este Episodio
3: La venganza del Sith) es una teleserie cinematográfica
(¿cineserie?). Una en la que se insinúan
amores improbables, la familia central es disfuncional
(un padre poderoso, un hijo idealista, una hermana
perdida), hay capítulos mejores que otros,
la verosimilitud de los diálogos es secundaria
y los episodios contienen sorpresas que dejan a sus
seguidores con la mandíbula inferior por el
suelo: Oh, Obi Wan ha muerto. Oh, Darth Vader es el
padre de Luke. Oh, Han Solo se ha quedado ciego. Oh,
Leia y Luke son hermanos y fueron separados al nacer.
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