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Por eso, el final-final
de la serie completa en este caso, el regreso
del jedi, que como en toda teleserie ya intuímos
(ganan los buenos, triunfa el amor), no es tan bueno
como el final de sus partes. Nada supera el final
de El Imperio contraataca segundo en estrenarse
(1980) y episodio quinto en la serie total: "Yo
soy tu padre".
Antes de ver el recién estrenado Episodio 3:
La venganza del Sith, uno ya sabe el final: Anakin
Skywalker se transforma en Darth Vader. Pero, como
en las buenas teleseries, importa más el cómo
que el qué. Y la emoción que siente
un fanático en el momento en que la máscara
de Vader cubre el rostro de Anakin lo confirma.
El creador de todo esto, se sabe, es George Lucas.
El dueño de Lucasfilm (las películas),
de LucasArt (los videojuegos), de LucasLicencing (el
merchandising), de Industrial Light & Magic (los
efectos especiales), y de Skywalker Sound (la posproducción
de audio). El creador de Pixar (se la vendió
a Steve Jobs, el cofundador de Apple), los estudios
de animación tras Toy Story y Los Increíbles,
y de la tecnología de edición digital
que haría famosa a la empresa que se la compró,
Avid. Lucas, el multimillonario. El director de cine
que juró conquistar su independencia de los
grandes estudios de Hollywood y terminó creando
un imperio más rentable que cualquiera del
de los peces gordos. El responsable de que millones
de personas en todo el mundo digan "que la fuerza
te acompañe", se declaren "jedis"
incluso en los censos, cuando se les pregunta
por su religión, compren juguetes aunque
hayan pasado de los treinta años y hagan largas
colas por ver el estreno o reestreno de cualquiera
de los episodios de La guerra de las galaxias.
Como Anakin Skywalker-Darth Vader al final de la saga,
George Lucas parece estar iniciando el regreso desde
el lado oscuro: se inició como promesa, insistió
en seguir su propio camino, comenzó a acumular
poderes y seguidores, manejó un imperio y ahora
ha prometido volver a sus aspiraciones originales
de hacer filmes pequeños. Y quiere cerrar el
círculo con sus fans: en 1977, Lucas y su equipo
hicieron "campaña" en las convenciones
de ciencia ficción para calentar el terreno
para La guerra de las galaxias. Una vez ungido como
el amo de ese universo, Lucas no se mantuvo particularmente
cercano a sus seguidores. Las convenciones de fanáticos
eran más bien el foro de los perdedores. De
Mark Hamill el actor que nunca fue más
que "Luke" o, peor, de Peter Mayhew
el hombre tras Chewbacca, o de Anthony Daniels
el humano tras el androide C3PO.
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