Claudia Guzmán
13 de julio de 2003
Las teleseries están dando que hablar. Y no es
sólo porque Machos y sus promedios de 40 puntos
hayan revivido el área dramática de Canal
13. También es porque 16 ha logrado pasar a segundo
plano la baja de Puertas adentro en el horario tradicional.
El logro de la producción juvenil del canal estatal
puede ser no tan sonado como el de UC-TV. No obstante,
su importancia estratégica es tanto o más
gravitante para el mercado dramático local.
Que un canal logre articular una apuesta juvenil, crear
un semillero de rostros y dar un giro de contenidos que
se aleja de la fábula moral que desarrolla paralelamente
en su producción de las 20:00 horas, habla de diversidad
y planificación. Y los buenos resultados de rating
de 16, de alrededor de 25 puntos y entre los 10 programas
más vistos de cada día, expresan la avidez
del público adolescente por un espacio que vaya
más allá de los reality shows.
Dirigida por Víctor Huerta, la historia original
de Nona Fernández y Marcelo Leonart echa una mirada
a la juventud que, a primera vista, destaca por su simpleza
argumental. Sin embargo, la historia de amor que se teje
entre Ignacio (Cristián Arriagada), hijo del junior
de un colegio, y Magdalena (Francisca Lewin), hija del
director, está armada sobre conflictos secundarios
que giran en torno a los valores y disvalores que moldean
la identidad juvenil.
Rebeldía, padres ausentes, despertar sexual, desórdenes
alimentarios y conciencia social son retratados sin prejuicios
y desde una alegre ficción. El pulso impuesto por
guionistas y las cámaras de Huerta también
alejan el carácter aleccionador.
En 16 todo sucede a un ritmo tan vivaz como el elenco
que da vida a la ilusión. Porque rostros como los
de Lewin, Arriagada, Francisca Tapia, Matías Oviedo,
Juan José Gurruchaga y un largo etcétera,
demuestran que un casting no sólo es exitoso cuando
encuentra al actor adecuado para un papel. También
lo es cuando ofrece al público una renovación.