Alejandro Herrero S.
8 de enero de 2007
En abril de 2005, cuando Sebastián PIñera compró Chilevisión, uno de sus primeros proyectos fue comenzar a crear un área dramática para el canal privado. Un sueño que hoy, casi dos años después, se concretó con el estreno de “Vivir con 10”.
Un paso que significó algunas decisiones arriesgadas, que sólo el tiempo dirá si fueron acertadas, como la opción de estrenar en enero, un mes donde tradicionalmente los televisores encendidos bajan por las vacaciones.
La teleserie comenzó puntual a la hora anunciada, las 20:00 horas, y no se demoró mucho en delinear su camino: esta no será una producción dramática que será recordada por su historia; en el guión escrito por Coca Gómez los que marcarán la pauta serán, claramente, sus personajes.
La historia es un bien armado compendio de argumentos que ya se han visto muchas veces en la pantalla chica: familias ricas empobrecidas, hijos no reconocidos, manos negras que sólo buscan destruir, etc.
La fortaleza del trabajo de Gómez está en la fuerza que le dio a parte de sus personajes para que se conviertan en los pilares de su drama, cada uno sigue un estereotipo determinado, pero marcan una presencia fuerte y se transforman en los que sostienen la estructura dramática de la historia.
El resto no son sólo adornos, pero su aporte es para bajar el nivel de lágrimas y que “Vivir con 10” no se transforme en un culebrón venezolano.
La producción tuvo un buen comienzo, pero mostró los nervios del debut principalmente en la edición del capítulo, que a ratos se volvió enredada e incluyó algunas panorámicas como recurso de división que no prestaron mucha utilidad.
El saldo para Chilevisión es positivo, porque logró parar una teleserie digna, con una factura técnica de buen nivel, donde se nota la experiencia del director Ricardo Vicuña, pero el camino para la estación de Piñera recién comienza.
Mi querida familia
En el recuento del primer capítulo destacaron, sin contrapeso: Gaspar Solé (Ariel Levy), el hijo rebelde al que su papa define cariñosamente como “el perdedor” de la familia, un título que le da la licencia para ser el que no tenga problemas en decir lo que quiera —sus intervenciones marcaron varios de los mejores momentos del capítulo— y tratar de ahogar su frustración en cualquier botella de alcohol que tenga a mano.
Narciso Solé (Sergio Hernández), el patriarca del clan, se muere rápido pero su presencia le seguirá penando a su familia, porque su carácter déspota e intolerante marcó la personalidad de varios de sus retoños.
Leonor (Malucha Pinto), la madre, está en el otro lado de la moneda: su bondad a veces alcanza niveles de tontera, pero se despabila rápidamente cuando sus “niñitos” pueden estar en problemas.
María José Prieto dejó Canal 13 para ser Olimpia en “Vivir con 10” y el cambio parece acertado, porque su personaje tendrá varios de los hilos más importantes de la trama en sus manos, el principal será su tormentosa relación con Eloisa (Ignacia Allamand).
Prieto se ve mucho más madura en este rol, bastante alejado de los roles de niña bonita que había tenido desde que llegó a Canal 13. Pero como estamos hablando de Chilevisión, a ella le tocó la escena sensual de la noche, en este caso una destapada secuencia en una ducha.
Ignacia Allamand sólo había figurado por su rol en “Se arrienda” de Alberto Fuget, pero las cualidades que había insinuado en esa película las confirma ahora con el rol de niña caprichosa y mimada que le tocó en Chilevisión.
Su aspecto no es precisamente el de una niña de 15, la edad que tiene su personaje, pero eso le da un tono más perturbador a Eloisa, quien a pesar de ser una adolescente no duda en buscar el amor en un hombre de 30, Lukas (Tiago Correa).
Exequiel Amenábar no tuvo mucha participación, pero el personaje de Willy Semler enunció que seguirá la ruta de los villanos clásicos, sin escrúpulos y dispuestos a usar cualquier recurso, incluso su hijo y una sensual abogada, para destruir cualquier vestigio de sus rivales.