Menos de un minuto fue lo que se demoró TVN en confirmar que “Floribella”, su nueva producción dramática, sería un producido cuento de hadas juvenil.
El recurso que utilizó fue simple: hizo brillar estrellas, como las que se usan habitualmente en los relatos infantiles, cuando apareció por primera vez “Florencia González” (Mariana Derderian), su protagonista.
Esto no se tradujo en que la historia, inspirada en el clásico relato de "Cenicienta", tomara un aire exclusivamente sub 18, porque la gracia de la propuesta de Canal 7 fue que logró mezclar tramas más inocentes con otras que claramente apuntan a un público mayor.
La historia central, la de Florencia y Federico Fritzenwalden (Cristián Arriagada) fue planteada como el clásico sueño del príncipe azul que viven muchas jóvenes, alrededor de la cual girará el grupo musical de la protagonista, que ayer mostró parte de la injerencia que tendrán en el guión.
Los hiperactivos hermanos chicos de Fritzenwalden también dejaron en claro que reclamarán su cuota de protagonismo, por su volátil imaginación a la hora de idear planes que causarán más de un dolor de cabeza, como la fiesta que organizaron en su debut.
El lado oscuro de la historia
En un cuento de hadas que respete las reglas tradicionales del género, como éste, el rol de los villanos es clave, tal como lo demostraron “Malala” (Coca Guazzini) y Agustina (Luz Valdivieso).
Su aporte a la historia no se traducirá sólo en ser la pesadilla de Florencia, porque su estreno mostró que darán a la historia un carácter más perverso, más adulto, como lo demostró el personaje de Guazzini luego de conocer el testamento de su difunto esposo, que le dejó la mitad de su fortuna a una hija desconocida, una “guacha” según sus palabras, a quien se encargará de mantener en el anonimato.
Su “radiante” personalidad también se encargó de plantear algunos datos extras, como el desprecio de Agustina por los hermanos de su “Fede”, a quien sólo desea sacarle un anillo de compromiso y luego enviar a sus queridos cuñados a un internado.
Un rítmico futuro
A “Floribella” no se le puede medir con el mismo prisma que a una teleserie tradicional, porque su camino es otro, es una apuesta distinta, con un publico objetivo distinto (el juvenil) al habitual de ese horario.
Una realidad con la que cumplió sin problemas, aprovechando todos los elementos a su alcance sin tratar de abarcar más de lo que su formato le puede dar.
Uno de los puntos fuertes que tuvo el primer capítulo de “Floribella” fue su agilidad, las escenas cambiaban constantemente de un escenario a otro, incluso en algunos momentos en forma casi acelerada.
En la historia hay personajes que marcarán pauta, empezando por Agustina y Malala, pero no hay que descartar las sorpresas que pueda traer el personaje de Fernanda Urrejola, Sofía, un patito feo que puede robar pantalla.
La puesta en escena también ayudó a redondear el mundo de fantasía de Florencia, porque sus sueños románticos con su príncipe azul se combinaron con una escenografía bien planteada, que da la sensación de una historia más familiar, y una edición que a ratos parecía sacada de un videoclip, con secuencias que se dividían en varios cuadros o escenas que parecían grabadas con una cámara de mano.
La mansión Fritzenwalden y el barrio de Floribella fueron las locaciones centrales, a las que sólo se sumaron una breve pasada por un desfile de modas en viña, una escena afuera de una clínica, la oficina de un abogado y dos minutos en el aeropuerto.
Lo más cansador del debut de la nueva producción dramática de TVN fue la hiperactividad de su protagonista, quien difícilmente se queda tranquila más de un minuto, pero eso lo compensa con una personalidad introvertida que genera empatía.