Martes, 19 de Abril de 2005
Al mediodía de hoy se realizará el lanzamiento de "Gabriela
Mistral. 50 prosas en El Mercurio 1921-1956".
MAUREEN LENNON ZANINOVIC
Desde los quince años y hasta meses antes de morir, Gabriela Mistral
plasmó buena parte de su alabada prosa en diversos diarios nacionales
y extranjeros.
El poeta y profesor Floridor Pérez decidió seleccionar y
compilar este valioso material periodístico centrándose en
El Mercurio, "por ser el depositario de su obra más constante
en el tiempo y significativo en volumen. Tanto es así, que de todos
los artículos que escribió en diarios, el 60% corresponde
a este medio".
Oficio amado
Aprovechando la contingencia de la celebración de los 60 años
de la entrega del Premio Nobel a la autora de "Tala", Pérez
lanzará hoy, al mediodía, en la Casa Club de Lectores (Av.
Santa María 5542), "Gabriela Mistral. 50 prosas en El Mercurio.
1921-1956". Editado bajo el sello El Mercurio-Aguilar, el libro será presentado
por los poetas Delia Domínguez y Jaime Quezada.
"A petición del ex director de este diario, Carlos Silva Vildósola,
comenzó a escribir desde Chile, México o desde donde se encontrara
viajando... El mismo El Mercurio le reconoció el rango de corresponsal
y ella se definió como periodista (hay que pensar que, hasta la
primera mitad del siglo XX, esta carrera aún no se impartía
en las universidades, por lo que muchos la ejercían informalmente,
sin título). La Mistral cultivó un periodismo de opinión
y fue muy dura hacia quienes practicaban este oficio. De hecho, hay un
artículo que escribió para este diario donde reprocha a sus
colegas ser indignos herederos de Camilo Henríquez, lamentando el
'insípido y miedoso' periodismo de la época", señala
Pérez.
Desde estas páginas consagradas a la noticia contingente, reflexionó sobre
literatura, educación, familia, amor humano y temas existenciales,
como la religión, la fe y la muerte.
El volumen se inicia con un artículo publicado originalmente el
12 de agosto de 1926, donde la poeta aborda la vocación profesional
y la búsqueda de trabajo:
"Que el oficio no sea impuesto: primera condición para que
sea amado. Que el hombre lo elija como elige a la mujer, y la mujer lo
mismo como elige al hombre, porque el oficio es cosa mucho más importante
todavía que el compañero. Éstos se mueren o separan;
el oficio queda con nosotros".
"Fue una mujer de vanguardia, y eso queda demostrado en estas líneas.
Utiliza un lenguaje aterrizado y convincente para hablar de un tópico
que sigue siendo muy actual. Dice algo tan bello como que 'el oficio no
sea impuesto, para que sea amado' y luego de sugerir, propone castigo.
Agrega que 'merecerían una corrida de baquetas en la plaza pública
los padres que tienen a un montón de chiquillos en la universidad
estudiando cosas que no les interesan'. Su estilo periodístico es
hacer una recomendación y luego una crítica realista",
precisa Pérez.
Vigencia indiscutida
El compilador destaca la consecuencia de la prosa mistraliana, una virtud
que habría que encontrarla en sus raíces rurales: "La
Mistral tiene todas las virtudes de la mujer campesina, y una de ellas
es la porfía. Transformó esa característica en virtud;
es decir, en coherencia y consecuencia humana. Eso se transmite, también,
en su visión de la educación. Critica que las escuelas y
colegios no formen en la ternura, lo que aún, en 2005, nos resulta
una deuda pendiente. Casi titulé este libro 'Gabriela Mistral, una
lección por aprender', porque después de 80 años ella
sigue siendo un modelo a seguir, su vigencia es indiscutible".