Tiene 45 años y lo enorgullece su hijo que va en segundo año de medicina.
Ha sido minero durante toda su vida y al momento del accidente se desempeñaba como perforador.
Le dicen “Cañita” y es primo de Víctor Segovia y Esteban Rojas, quienes también se encuentran atrapados en la mina.
Su padre falleció la semana anterior al desastre.
Siempre decía que la gente se acostumbraba a la adrenalina que se vive trabajando bajo tierra y que incluso se le llega a "tomar el gusto".
Su prima Silvia Segovia recordó que "en las últimas semanas decía que la mina estaba llorando, es decir, que estaba goteando. Para todos los que conocen de minería, eso significa que algo malo va a ocurrir”.
Pablo Rojas siempre intentó ocultar los riesgos de su profesión. "Nunca me dijo nada. Él me contaba que los riesgos eran escasos por los avances de la tecnología, pero tengo claro que lo decía para dejarme tranquila a mí y mi hija", relató su esposa.
Pablo Rojas fue el rescatado número 19, a las 15:29 horas del 13 de octubre de 2010.