Originario de Talcahuano, sólo ingresaba a la mina para realizar reparaciones puntuales. En el momento del accidente se encontraba allí por causa de un camión en panne que debía ser reparado.
Trabajó como mecánico y luego de tener experiencias mineras, forestales y en los astilleros de Asmar, debió dar un giro radical a su rutina en una de las ciudades más afectadas por el tsunami del 27 de febrero.
Tiene 40 años y a fines de abril se fue a vivir a Copiapó, lejos de su familia, para tener una mejor opción de trabajo.
"Después del tsunami bajó toda la producción, la gente no tenía trabajo y ahí le salió la posibilidad de venirse al yacimiento. No había opciones allá y se vino a trabajar acá. Se vino a trabajar a la mina arrancando del terremoto", contó su esposa.
En una emotiva carta contó a su esposa Nora Narváez los dramáticos momentos que vivió tras el derrumbe y los largos días que pasaron hasta ser detectados al interior del pique.
"Ya sabrás que las palabras que mandaste me hicieron llorar, bueno no se como decirte que siempre han estado conmigo (...) Mi Dios nos dejó vivos de milagro y con un propósito. Aquí casi desmayado rezaba y pedía por todos que si pasaba algo lo tomaran bien, porque en un momento ya pensaba que romperían las herramientas el cerro (...) No sabes la alegría que teníamos te amo amor y a mis hijos y por supuesto a toda la familia que armamos los Bustos y Narváez. Me he acordado de todos (...). Eso si, falta mucho para que nos saque (ilegible)", decía la carta.