Otro motivo de consulta son las infecciones urinarias o vaginales, donde los exámenes recomendados son el urocultivo y un examen de flujo vaginal.
Quienes han iniciado su vida sexual deben realizarse el Papanicolau (PAP), una vez al año. Después de la primera consulta, toda mujer debe controlarse por lo menos una vez al año con su ginecólogo, para que éste le haga una examen clínico, controle peso y presión arterial, además del examen ginecológico propiamente tal.
Sobre los 35 años, quienes tienen antecedentes familiares por línea materna de cáncer de mamas, las nulíparas (quienes no han tenido hijos), las primigestas tardías (primer embarazo después de los 30 años) o las que no han dado lactancia deben hacerse una mamografía anual. Las mujeres que no presentan estos factores de riesgo, deben empezar a realizárselas a los 40 años. Ello se complementa con la ecotomografía mamaria, que, según la especialista, es un complemento que permite saber si los nódulos son sólidos o quísticos.
En la adultez es importante también la ecotomografía ginecológica, porque permite descartar quistes, miomas o tumores ováricos. Si han iniciado su vida sexual, lógicamente, hay que hacer estudios de VIH (para descartar el Sida) y VDRL (para la sífilis), sin olvidar el PAP anual.
En caso de infecciones vaginales, se debe solicitar un cultivo de flujo, pero, esta vez, agregar estudio de clamydias, micoplasma y ureaplasma, tres tipos de bacterias diferentes.
Los hongos se pueden detectar a simple vista con el examen físico, pero estos tres tipos de bacterias necesitan análisis específicos, pues provocan muchas molestias, ardor e irritación. Si no son tratadas a tiempo, estas infecciones pueden ascender y generalizarse; pueden convertirse en infecciones uterinas o afectar a las trompas de Fallopio.
En el caso de cualquiera de estas enfermedades, no sólo debe suministrársele tratamiento a la mujer, sino también a su pareja, porque de lo contrario, se vuelve un círculo sin fin de infecciones. Los hombres, en general, se resisten, porque muchas veces no presentan síntoma alguno.
Lo ideal es que cuando una mujer se quiera embarazar concurra previamente a su ginecólogo u obstetra, ojalá unos dos o tres meses antes, porque es necesario hacer una ecotomagrafía transvaginal para detectar si el útero está en buena posición, si no hay malformaciones uterinas que puedan provocar aborto. También realizarse los exámenes de rutina para descartar anemia o cualquier patología que pueda influir en la gestación y conocer desde ya el grupo sanguíneo de la paciente, así como su peso y su presión arterial.