Sexualidad en pareja

 

Hay hechos que ya nadie discute. Hombre y mujer viven la sexualidad de manera diferente y, definitivamente, la sexualidad individual no es lo mismo que la en pareja, razón por la cual una persona puede tener una sexualidad satisfactoria con una persona y no con otra.

 

A partir de estos preceptos, entonces, hablar de sexualidad no puede remitirse al sólo acto sexual, sino que se deben considerar una serie de factores condicionantes, que en la actualidad, tienden a ser cada vez más gravitantes.

 

WeinsteinLa psicóloga Eugenia Weinstein es categórica al respecto: la sexualidad en pareja pasa por ciclos, no siempre es igual y tanto hombre como mujer deben tener presente que habrán momentos buenos y otros malos, que se darán crisis y se experimentarán cambios.

 

Las razones de lo anterior son variadas, partiendo por la forma como el hombre y la mujer viven su sexualidad. Él vive su sexualidad de manera más homogénea, es decir, está orientado a las metas, a la penetración independientemente de cuán excitado se encuentre y la causa de ello está en que su órgano sexual, el pene, tiene muchas terminales nerviosas. Ella, en cambio, vive su sexualidad de forma heterogénea, porque a pesar de la excitación o la alta frotación que experimente, le es más difícil llegar al orgasmo considerando que su vagina tiene menos terminales nerviosas.

 

Por ese motivo, la mujer necesita de todo un proceso de seducción, que el hombre puede obviar. “Anatómicamente, las fantasías sexuales son distintas, para el hombre son de tipo visual, en cambio, para la mujer son de tipo auditivo”, explica Eugenia Weinstein.

 

Así las cosas, afirmar que el hombre es racional y la mujer emocional ya no es suficiente. Las cosas son mucho más complejas que eso; en definitiva, lo que pasa es que el hombre maneja de manera más independiente su parte cognitiva de su parte emocional, mientras que la mujer las tiene mucho más interconectadas.

 

La profesional llama la atención frente al hecho de que la mujer se incorporado al mundo del sexo; “de casi ser una prohibición a pasado a ser una exigencia”, afirma y agrega que esto tiene sus riesgos, porque en vez de ser un proceso sano, se ha llenado de expectativas.

 

 

 

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