“La mujer empezó a querer sexo, a necesitarlo, a preocuparse de ella y a ejercerlo”, aclara y con ello apunta al cambio de roles que se ha dado que obviamente ha influido en la sexualidad en pareja.
Factores que la afectan
La vida moderna, definitivamente, no favorece la sexualidad en pareja. El estrés de la vida cotidiana, donde ambos trabajan, deriva en una rutina afectiva. La pareja se acuesta tarde, cansada, pensando en miles de cosas pendientes y claramente, ése no es el mejor contexto para una sexualidad satisfactoria, especialmente, porque la mujer en ese ambiente no logra relajarse y disfrutar, cuestión que ya experimentan también los hombres.
Por eso, Eugenia Weinstein insiste en que la pareja debe tener presente que su sexualidad tendrá buenos y malos momentos. Y esa ahí donde adquieren importancia algunos factores como la presencia de los hijos.
La sexualidad no volverá a ser nunca igual, en una pareja, después de que se han convertido en padres. Ellos demandan atención y a la mujer le cuesta cambiar de switch, es decir, pasar de madre a amante sin más. Aunque los hijos tienden a aumentar la estabilidad de una pareja y su felicidad, no pasa lo mismo con la felicidad sexual.
“En una relación estable, el sexo tiene que darse tiempo y deben ajustar se la expectativas. Con el nacimiento de los hijos, la sexualidad va a bajar en cantidad y calidad, porque definitivamente, no se puede tener todo en la vida”, sentencia Weinstein.
Otro elemento a considerar es que la sexualidad debe darse un espacio, pero físico, por lo que se recomendable que la pareja cambie de ambiente, así como de horarios en su práctica de manera de no ‘rutinizar’ el acto y que con ello pierda la magia.
La profesional indica que en estos tiempos, la falta de deseo es algo que no sólo experimenta la mujer, sino que también el hombre y uno de los factores que lo provoca es el estrés, un verdadero antagonista del sexo que distrae y genera sustancias que dan paso a la angustia.