Alejandro Herrero S.
agosto 2003
Para muchos quizás el nombre de Paulina Urrutia no signifique nada, pero la actitud cambia cuando se les habla de “Sor Teresita de los Andes”, la recordada miniserie que esta actriz protagonizó para TVN el año 1989.
Luego de interpretar a la primera santa chilena, Paulina ha tenido una extensa carrera en las telenovelas nacionales, que comenzó con “El milagro de vivir”, en 1990, y que le ha permitido interpretar a recordados personajes como el de Sarita Meyafe en “Fuera de Control”.
Me imagino que te habrán recordado mucho ala Tersita de los Andes cuando hiciste a Sarita Mellafe
La Teresita siempre vuelve cuando aparecen otros personajes. Además, cuando yo hice a la Sarita Mellafe todo el mundo, cachando lo que era ese personaje, pensaba que yo era igual. Una señora se me acercó una vez en el supermercado y me dijo: “yo sabía que usted no era así, yo sabía que usted no era así”, que no era mala, insoportable, pesada, era la Teresita. Entré como en un terreno del limbo, pero ya la gente tenía dos cosas que creía: que yo era absolutamente insoportable y además entrañable porque ese personaje era terrible. Lo que pasó con la Sarita Mellafe fue que era un personaje súper complejo, detestable pero muy chileno, la típica arribista, clasista pero encantadora. Con un encanto en esa perversidad, ella no era la mala típica, la clásica mala de todas las teleseries, que la gente quiere que la maten que la pudran. No. La Sarita tenía cierta fascinación en la perversidad.
Pero dentro de su arribismo, ese personaje lograba destacar entre la gente.
Pero era una rota. Entonces provocaba una cosa rara, ambigua. Nadie quería que se muriera, tenía algo raro.
Con esa telenovela pasó algo raro, no era mala pero no logró destacar
O sea es que no era un buen guión; yo creo que tenía una matriz buena, pero no cumplió nunca con los cánones de las telenovelas, porque en esa telenovela ganaban los malos. O sea imagínate, era el gran remake de “Los Títeres’’ con una Artemisa, en este caso la Úrsula (Achtenberg), que quedaba internada en un siquiátrico: ése era el final de la telenovela. Esto hizo que fuera la visión juvenil la que la tomara y la convirtiera en una telenovela de culto. Incluso cuando se dio por segunda vez tuvo buen rating.
¿Que más hiciste en TVN, luego de “El Milagro de Vivir”?
Después de “El Milagro de Vivir” hice “Volver a empezar”, una telenovela en que hacía de escolar. Esa fue la primera telenovela de la Claudia Di Girolamo en TVN. Después hice “Jaque Mate”, que fue la última que hice antes de irme al 13, pero antes hice “Trampas y Caretas”, donde interpretaba a la Doris Machuca, la reina de la salsa.
Esa teleserie fue extraña. Mezcló realismo mágico, con robots abducidos.
¡Felipito!. Tardes enteras grabando con una máquina. Ahí yo viví toda la etapa de la crisis de la teleseries del 7 y cuan me cambié comenzó la de canal 13.
Debe haber sido fuerte esa experiencia
Yo diría que viví el proceso de afianzamiento del Canal 7, de ir constituyendo un área dramática que lograra posicionarse y el cuento para mí no fue… yo no tenía mucho manejo de la industria como ahora. Lo que sí tenía era la visión de mis posibilidades de trabajo; si yo me quedaba ahí iba a tener que trabajar con el señor Vicente Sabatini eternamente y nunca más nadie me iba a conocer. Las posibilidades que había en Canal 13 eran grandísimas, imagínate que por la rotativa que había con los tres directores que tenía el área dramática del canal, siempre ibas a tener un director distinto y fue así como yo trabajé todos los años con un director distinto: Cristián Mason, Oscar Rodríguez y Ricardo Vicuña. Esa fue la razón por la que me cambié de canal.
¿Fue positivo el paso por Canal 13?
Para mí fue sustantivo por eso mismo; fundamentalmente por la posibilidad de conocer gente, de trabajar con otros directores y, por lo tanto, de estar exigida, en un medio en el que uno generalmente tiende a anquilosarse. Era un gran desafío.
¿En Canal 13 pasaste a hacer papeles nuevos?
Yo he sido súper rara en eso. Después de la Teresita, de ser como la buena, hice una escolar, hice la Doris Machuca, un personaje que era una nana chora, con perspectiva, con visión de mundo. Luego hice a la Paula Quesney en “Jaque Mate’’, una cuica. Yo te juro, no sé por qué, por mi tipo físico, por un montón de otras cosas, yo podría haber quedado encasillada pero nunca fue así. Me cambié al 13, me cortaron el pelo, hice a la Marli, una chica pobre, un súper lindo papel en “Champaña”.
¿Cual es la primera telenovela que recuerdas haber visto?
En mi casa me tenían prohibido ver teleseries, no me dejaban verlas cuando chica. Mi papá y mi mamá trabajaban y mi nana veía muchas teleseries y yo me acuerdo que era como un pacto. La primera teleserie que recuerdo es “La Colorina’’, mexicana; me acuerdo clarísimo y tengo vívido el recuerdo de la Lucía Méndez y la Verónica Castro, que era mi ídola. Y obviamente la Pinina (la actriz argentina Andrea del Boca). Yo tengo el registro de las madres de las teleseries, del género de las teleseries.
Tú estuviste en el apogeo de la irrupción de los modelos y las caras bonitas en la telenovelas de Canal 13, fue muy frustrante eso para ti.
Yo cuando estudié teatro nunca pensé en trabajar en TV; de hecho, cuando yo estuve en la escuela de teatro me llamaron tres veces para el Canal 7 y yo estaba lista, pintada como portazo y me iba para mi casa. La primera prueba de cámara que di fue para la “Teresita de los Andes”, ya vieja porque estaba en mi tercer año de escuela y me habían llamado para tres teleseries antes, cuando estaba la Paz Vial, la Solange Lackington, que era como la actriz de Canal 7 en la época del área dramática de la Sonia Fuch. Porque siempre vi a las teleseries como el género de la industria y por lo tanto con requerimientos de la industria y no como: ¡ah!, este es el espacio para los actores. Para mí el espacio de los actores siempre estaba en el teatro. Por ejemplo, la otra vez di una entrevista en que me decían: tuviste miedo por esto de los protagonistas de la fama, porque podían quitarte un espacio. O sea eso jamás, eso no es una amenaza, nunca lo ha constituido. El hecho de que hagan actores como envasados en tres meses, jamás va a constituir un actor, a lo mejor va a cubrir las necesidades de la industria entre comillas, cosa que tampoco resultó.