Segunda
economía de Latinoamérica:
México, potencia que puede ser
más
Los
ciudadanos disfrutan escasamente de las cifras macroeconómicas
de este país.
GONZALO VEGA SFRASANI
Es la segunda
economía más grande de Latinoamérica; es un país
con enormes reservas de petróleo que se ubica entre los diez
principales exportadores del oro negro; es el que tiene más tratados
de libre comercio -con 42 países- en todo el mundo; es la segunda
economía más competitiva de Latinoamérica, después
de Chile; es la séptima potencia exportadora del mundo, y hasta
hace poco era el tercer lugar más atractivo para los inversionistas
extranjeros. Los mexicanos tienen todos los ingredientes para disfrutar
de una envidiable calidad de vida y ser una potencia en el concierto
internacional.
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DESAFÍO
El principal problema que enfrenta actualmente México
es el de la pobreza. Se estima que el 40% de sus más
de 100 millones de habitantes viven en una precaria condición |
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Sin embargo,
cerca del 40% de sus más de 100 millones de habitantes vive bajo
la línea de la pobreza; las tasas de criminalidad están
en aumento; el país ostenta el segundo lugar -después
de Colombia- en número de secuestros, y la corrupción
es un mal que desde años está acompañando la vida
de los mexicanos.
Además, su influencia política se circunscribe sólo
a los países del entorno (ver recuadro).
Quizás los problemas que lo azotan y la esperanza de encontrar
un futuro mejor sean factores que influyan en que el pueblo mexicano
sea uno de los más religiosos del mundo, ya que el 89% de su
población es católica (en Chile un 70% de los mayores
de 15 años es católico).
Otra forma
utilizada para escapar de sus problemas ha sido la emigración,
preferentemente a EE.UU., país en el que cerca de 5 millones
de mexicanos residen y trabajan de manera ilegal, por lo que ambas naciones
estudian una reforma a las leyes de emigración de Washington,
en un tema que es la principal preocupación de la política
exterior de México.
Para muchos, el mayor culpable de estos males es el Partido Revolucionario
Institucional (PRI), que durante 71 años consecutivos dirigió
el destino de los mexicanos y que dejó un legado de corrupción,
sobornos, colusión de autoridades con narcotraficantes y asesinatos
políticos.
Los anteriores fueron motivos más que suficientes para que, cuando
Vicente Fox, del Partido de Acción Nacional (PAN), llegó
a la presidencia, en 2000, lo haya hecho con un bono de confianza en
su favor que no tuvo ningún otro Mandatario en la historia reciente
del país.
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Aliado
de Chile
La presencia política de México
sólo es importante en su entorno inmediato.
Para modificar esa situación, el país
ha desviado su atención hacia América
Latina, región en la que quiere lograr
acuerdos con países que permitan tener
una voz común en el concierto internacional.
Cómo lo que está ocurriendo con
Chile.
Ambos países tienen un TLC que ya cumple
5 años de vida.
"De todos lo que ha firmado nuestro país,
es el mejor evaluado por el sector privado de
Chile", dice desde México nuestro
embajador Fernando Molina. "Desde que se
reanudaron las relaciones diplomáticas
y comerciales entre ambos países, en el
año 1990, el comercio creció exponencialmente,
llegando a un intercambio que en el año
2003 superó los US$ 1.500 millones. En
el primer semestre de este año las exportaciones
chilenas, con relación al año 2003,
han crecido un 40% y las importaciones, un 32%.
Estas cifras son elocuentes para evaluar el impacto
que ha tenido este TLC", agrega.
Pero ambas naciones quieren ampliar sus vínculos,
por lo que decidieron iniciar negociaciones para
establecer un "Acuerdo de Asociación
Estratégica" para actuar con posturas
coincidentes en foros internacionales, como lo
ocurrido en su oposición a la guerra de
Irak.
Además, esta asociación contempla
estrechar lazos entre las sociedades civiles,
universidades, y la materialización de
joint ventures como el que emprendieron los productores
de palta de Cabildo y Quillota y los de México
para enviar sus productos a EE.UU. y Asia.
Para el embajador azteca en Santiago, Ricardo
Villanueva, "tenemos una serie de afinidades,
tanto económicas, culturales y políticas.
Chile es una democracia moderna, abierta y activa,
y México intenta estar en la misma magnitud,
por lo que hay un nivel de diálogo mutuo
que hace posible que las relaciones vayan un poco
más allá". |
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Fox era
un Presidente atípico para los mexicanos. Con 58 años,
llegó al poder tras una campaña electoral con mucho uso
de técnicas de marketing y estrategia empresarial, experiencia
que acumuló durante sus años como ejecutivo de la Coca-Cola
y que le dio buenos resultados al aplicarla cuando fue gobernador en
el estado de Guanajuato.
Pero esta cara nueva, que los mexicanos se acostumbraron a ver acompañada
de unas inseparables botas vaqueras, los fue desilusionando, ya que
trajo consigo pocos cambios.
"El aporte más importante del Gobierno ha sido el de haber
superado la preeminencia del PRI. Como contrapartida se ha creado un
ambiente de ingobernabilidad que se manifiesta en un pobre desempeño
partidario y una insuficiente producción legislativa", señaló
a "El Mercurio" Gustavo Iruegas, ex subsecretario para América
Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores
de la actual administración.
Muchas encuestas hablan de que los mexicanos están desencantados
porque el Presidente no ha logrado cumplir con sus ambiciosas promesas
de campaña, como crear un millón de empleos al año,
lograr avances importantes en la erradicación de la pobreza y
llegar a un crecimiento de 7% para el año 2006.
Por el contrario, el país vive hoy un estancamiento que se espera
sea revertido, para lo cual se confía en un crecimiento de un
4% para el presente año.
Varias compañías multinacionales han mudado sus fábricas
desde México a países asiáticos, donde los costos
laborales son menores y la educación, a menudo, es mejor.
Ese éxodo disparó el desempleo a su mayor nivel en siete
años: 4,35% en agosto (claro que esta medición es cuestionada
porque el método no refleja la verdadera desocupación
existente), agregando una presión adicional a Fox de impulsar
el gasto para reanimar a la economía, mientras su popularidad
cae.
El diagnóstico de México parece ser claro, pero ¿cuál
es la solución? Para algunos va por el lado económico
y estaría en impulsar el desarrollo de la clase media o en que
aumente el gasto público y las inversiones. Pero para otros,
la solución va por el lado político, en profundizar la
democracia. Según señaló el canciller Luis Ernesto
Derbez a "El Mercurio", en México sólo hay "una
democracia electoral. Pero tiene que traducirse en una democracia plena
en la que el voto de los mexicanos se transforme en decisiones políticas
que les permitan tener mejores condiciones de vida".
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