Capítulo 9
Alemania es derrotada

El 30 de enero de 1943 se selló la derrota nazi en Stalingrado. Sin embargo, no sería ese el fin de la invasión alemana en la Unión Soviética. Hitler nunca aceptó una rendición y exigió a sus hombres mantenerse firmes a pesar de la contraofensiva rusa que estaba por caer.

Las cosas no estaban resultado fáciles para Alemania. A la derrota en tierras rusas se sumaría luego la que le propinaron los Aliados en Túnez, el 12 de mayo. Al parecer no había más camino que iniciar una retirada tratando de evitar más pérdidas.

Para, sin embargo, la Unión Soviética el asunto no sólo se trataba de expulsar a los alemanes. Stalin vio en esta posibilidad la opción agregada de sacar al nazismo de Europa del Este para, posteriormente - tal como sucedió- anexar esos países al control comunista. Por otro lado, el objetivo final era invadir Alemania, devolverle la mano a Hitler y quedarse también con ese país.

Batalla del Kursk

Los alemanes que sobrevivieron a Stalingrado iniciaron un regreso que no sería definitivo. Antes, Hitler - que no tenía entre sus planes abandonar la invasión- ordenó un ataque masivo contra la ciudad de Kursk, a unos 500 kilómetros de Moscú.

Sin saberlo, los casi 120 mil habitantes de esa ciudad verían como aquella batalla se transformaría en una de las más grandes de toda la guerra. No sólo eso. Además significaría el enfrentamiento donde tanto la Unión Soviética como Alemania pondrían lo mejor de sus fuerzas. El duelo marcaría a la postre el fracaso definitivo de Alemania en la Unión Soviética.

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