Sir Winston Leonard Spencer Churchill.
"Sangre, sudor y lágrimas". Eso prometió el Primer Ministro de Gran Bretaña Wiston Churchill, para detener el avance nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
La frase resuena hasta hoy y en los más diversos ámbitos. No sólo en política se recuerda la gesta de quien es considerado hoy por los británicos como el más importante líder mundial de todos los tiempos.
Eso pese a que para la juventud inglesa, Churchill es un personaje de ficción que incluso según algunos llegó a la Luna.
Su liderazgo durante el conflicto mundial entre 1939 y 1945 fue clave para la conformación de la Alianza y la final victoria de británicos, americanos y soviéticos por sobre la Alemania Nazi.
Churchill mantuvo una buena relación con Joseph Stalin, a quien definió en 1942 como "un gran hombre, de una gran sagacidad".
Por el contrario, por Adolf Hitler sentía
un deprecio profundo, y no le temblaba la mano
y la voz a la hora de definir su futuro. Churchill
era partidario de ejecutar al líder nazi en
la silla eléctrica, en caso de que fuera capturado.
Churchill fue elegido por los ingleses
como el líder más importante de todos los
tiempos.
En una de las sesiones del gabinete, en diciembre de 1942, Churchill se refiere al líder nazi como "el principal resorte del diablo" y "la encarnación del mal", y aseguraba: "Si Hitler cae en nuestras manos, desde luego lo ejecutaremos".
Los apuntes tomados por Norman Brook, viceministro del gabinete de Guerra británico, durante las reuniones de ese consejo entre 1942 y 1945 también revelan que el estadista británico amenazó en 1943 con detener al general francés Charles de Gaulle. En marzo de 1943, el francés pidió permiso al Gabinete de Guerra presidido por Churchill para visitar a las tropas de la Francia Libre y, al serle denegado, el general preguntó si era un prisionero de guerra. El estadista británico pidió que le dijeran a De Gaulle, "sin rodeos", que tenía que hacer lo que le mandaran y añadió: "Detenedle si intenta marcharse".
Durante gran parte del conflicto bélico, el Primer Ministro británico estuvo refugiado en un sótano que no hubiera resistido un bombardeo nazi mínimamente certero. El complejo, que puede ser visitado por el público, se construyó con la idea de que el gobierno pudiera seguir desempeñando sus funciones, especialmente durante el "Blitz", el periodo entre septiembre de 1940 y mayo de 1941 en el que los cazas de la Luftwaffe dejaron caer miles de toneladas de bombas sobre Londres. Sin embargo, según una carta escrita en 1940 por Patrick Duff, el secretario de gabinete, Winston Churchill "dijo que lo habían engañado al hacerle pensar que éste era un refugio a prueba de bombas, cuando no lo es en lo más remoto".