Hacia 1906, todo estaba preparado para que Roma acogiera en dos años más la cuarta edición de los Juegos Olímpicos modernos. Sólo la catástrofe que significó la erupción del volcán Vesubio detuvo la designación. Las autoridades italianas debieron destinar toda su energía y ahorros a reconstruir la zona. Así, los juegos quedaron en manos de Londres.
El primer triunfo de Londres estuvo en los números. La cantidad de atletas con respecto a la cita anterior se triplicó y los países participantes doblaron la cifra anterior. La cantidad de mujeres (37) seguía siendo baja, pero por otro lado Estados Unidos rompió ciertas barreras discriminatorias al llevar por primera vez un atleta negro en su delegación: John Taylor.
El orden reinó en las competencias, donde por primera vez se decidió hacer rondas preliminares en cada deporte, para luego entregar medallas en las finales, un método que se utiliza hasta la actualidad. Por otro lado, la exclusiva presencia de jueces británicos detonó una ola de reclamos en muchas de las competencias. La más recordada fue en la prueba de 400 metros, donde tres representantes de Estados Unidos abandonaron protestando por la descalificación de uno de ellos. El británico J. C. Carpenter, de forma insólita, debió correr toda la prueba sin otros competidores. El COI decidió, a partir de 1912, traer jueces de otros países y no sólo confiar en los de la nación sede.
La controversia también llegó hasta la última prueba, la histórica maratón. El italiano Dorando Pietri dominó casi toda la carrera, pero al llegar al estadio simplemente se desplomó. Asistido por doctores, Pietri se reanimó y, con la ayuda de otros, llegó a la meta final. El equipo de Estados Unidos reclamó que el italiano había sido asistido para cumplir el recorrido, por lo que se le despojó el triunfo.
Dos récords importantes récords quedaron marcados en esta cita: el sueco Oscar Swahn, de 60 años, se convirtió en el ganador de una medalla de oro a mayor edad en la historia. Además, el atleta Ray Ewry ganó dos medallas de oro en salto largo y alto, convirtiéndose en el único en la historia que ha ganado ocho preseas doradas individuales en pruebas atléticas.