Durante el Siglo IV, el emperador Teodosio, precisamente nacido en Roma, fue quien abolió los Juegos Olímpicos de la era antigua. Más de 1600 años después, la ciudad se reconciliaba con los juegos acogiendo la XVII versión de la era moderna.
Los romanos ya habían tenido la posibilidad de organizar los juegos en 1908, pero aquella vez debieron desistir por problemas financieros. Esta vez, no escatimaron en gastos y fueron una de las primeras sedes en presupuestar grandes sumas a la construcción de estadios o remodelación de los existentes, similar a como ocurre en la actualidad.
La televisión comenzó a tomar más vuelo, al lograr transmitir el evento a 21 países distintos, llegando a rincones distantes como Estados Unidos y Japón. La teleaudiencia pudo escuchar por primera vez desde 1896 el repuesto himno oficial de los juegos, compuesto por el griego Spyros Samaras sobre un texto del poeta Costis Palamas. Desde entonces se entona en todas las ceremonias de inauguración.
El boxeo no sólo trajo alegrías para el público local, con tres medallas de oro para púgiles italianos, sino que también para Estados Unidos, encabezados por un empeñoso joven de 18 años: Cassius Clay . Más tarde conocido como Muhammad Alí.
En el baloncesto, los estadounidenses no daban pausas, con estelares como Jerry West, Oscar Robertson y Jerry Lucas. Todos ellos luego brillaron profesionalmente en la NBA. El gimnasta soviético Boris Shakhlin, en tanto, batía el récords de medallas en una misma competencia al obtener siete preseas, cuatro de ellas doradas.
Una tragedia empañó la realización de los juegos: la muerte del ciclista danés Knud Jensen en competencia. Luego de detectarse la presencia de drogas prohibidas en su sangre, los directivos planearon la instauración de normas antidopaje para los futuras ediciones.
La maratón, como siempre, guardó una alta cuota de emotividad en el cierre. El etiope Abebe Bikila se llevó la medalla de oro y pasó a ser el primer africano de color que sube a lo más alto del podio, batiendo además el récord del mundo. Y lo hizo descalzo.