La crudeza de la I Guerra Mundial apagó la llama olímpica durante ocho años, dejando sin vida los juegos que debían disputarse en Berlín en 1916. Reconstruida la paz, el comité olímpico decidió entregar a Amberes el honor de revivir los juegos, teniendo en cuenta las pérdidas de ese país durante el conflicto bélico.
La política comenzó a entremezclarse con el evento, cuando se decidió marginar a algunos países, desoyendo la insistencia del COI por no hacerlo. Alemania, Austria, Bulgaria y Hungría se quedaron en casa, al igual que la Unión Soviética, aunque por motivos propios. Pese a estas bajas, se batieron récords de participación.
Los organizadores tuvieron más de un problema para sacar su trabajo adelante, ya que Bélgica aún se reconstruía de la devastación de la guerra. La imaginación y la buena voluntad de gran parte de los deportistas, permitió que todo finalizara con saldo positivo. La excepción fue el equipo estadounidense, que al ver las pésimas condiciones de alojamiento, amenazó a sus encargados con no participar. Finalmente lo hicieron y con buenos resultados.
La bandera olímpica, con cinco anillos de colores que representan cada uno de los continentes, flameó por primera vez. También fue instaurado el juramento olímpico que todos los deportistas hacen durante la jornada inaugural, y que fue recitado por primera vez por el waterpolista belga Victor Boin.
Entre los grandes ganadores de esta edición estuvo el italiano Nedo Nadi, ganador de cinco de las seis medallas de oro disputadas en la esgrima. Inédito. Los contrastes de edades fueron marcados por el sueco Oscar Swahn y la estadounidense Aileen Rigen. Swahn, de 72 años (y 280 días), ganó medalla de plata en el tiro y se convirtó en quien pisa el podio olímpico a mayor edad. Rigen, a sus 14 años, pasó a ser la medallista más joven al imponerse en la prueba de trampolín.
Los juegos de Amberes también quedarán registrados como los únicos en la historia donde una competencia fue realizada fuera de los límites del país. Debido a que los dos participantes que habían para la prueba de vela eran holandeses, se decidió hacer la prueba en aguas de ese país vecino.
La cita belga fue un trampolín para que se ideara la realización de los Juegos Olímpicos de invierno, luego que algunos deportes incluidos en el programa, como hockey sobre hielo y patinaje artístico sobre hielo, lograran alto interés.