Increíble el sino de nuestra selección en los mundiales.
Cuando alistamos todo para salir rumbo a Belo Horizonte, repasamos un poco la historia y nos encontramos con que en cuatro torneos, de los 9 en que hemos participado, hemos pasado de primera fase en la Copa del Mundo. Y en todas ellas, nos ha tocado Brasil como rival en los partidos que deben entregar un ganador
La primera vez fue en casa en 1962. La victoria en Arica frente a la Unión Soviética nos hizo albergar esperanzas de una final, pero el Brasil de Garrincha, Vavá y Amarildo dijo otra cosa y nos eliminaron en semifinales por 4 a 2.
Pasaron 36 años antes de que volviéramos a avanzar de fase. En Francia 98, salimos en el segundo lugar del grupo B y debimos enfrentar a los brasileros que habían ganando el grupo A (igual que ahora eran el equipo A1 como campeones mundiales que clasificaban por derecho propio). Ese 27 de junio de 1998, en París, a los 27 minutos caíamos por 2 a 0 y terminamos perdiendo 4 a 1.
En Sudáfrica, doce años después el 28 de junio de 2010, logramos dos victorias y clasificamos segundos por diferencia de goles en el Grupo H. Brasil ganó el grupo G y nuevamente los enfrentamos en octavos de final.
No recuerdo mucho que pasó en los 90 minutos ni si en algún momento pudimos desnivelar el marcador. Al final, en el vestuario, recuerdo mucha calma y tranquilidad. Nadie que se escapara emocionalmente. Tal vez el más dolido era Humberto Suazo, como si supiera que su posibilidad de anotar un gol en el Mundial se había esfumado para siempre...
Que tengo presente: que nos pillaron por arriba en un córner y pocos minutos después quedábamos dos a cero (en mi libro Historias Sudamericanas de la Copa del Mundo, veo que los autores fueron Juan y Luis Fabiano) y el partido finalizó 3 a 0 (Robinho el tercero).
Tras la eliminación debimos esperar 2 días el chárter que nos llevaría de vuelta a Chile. Antes de embarcarnos de regreso, le pregunté a Luis Bonini (el preparador físico de la selección) si habían aprovechado de hacer turismo “no salimos en los 2 días. No íbamos a echar a perder el trabajo de 3 años saliendo a conocer…”.
Hubo un tema en el partido que no fue menor. Ante Brasil no pudieron jugar -por suspensión- tres de los jugadores que tres días antes habían enfrentado a España. Tras el encuentro ante los hispanos recuerdo haber entrado al camarín a saludar a los jugadores. También a Bielsa, quien me dijo “¿Y no me va a felicitar por haber clasificado?”. Estaba yo aún tan tenso tras el partido (y por la información que llegaba del partido Suiza-Honduras) que me olvidé felicitar a los jugadores y cuerpo técnico por haber avanzado de fase.
Volviendo al partido del próximo sábado, el que Sampaoli no tenga jugadores inhabilitados es muy positivo. Ayuda al trabajo, a la convivencia y también a tomar la mejor decisión a la hora de alinear a los 11 que saldrán a la cancha.
Lo otro que hay que poner en la suma, es los días de descanso que tendrá esta selección frente a la que jugó en Sudáfrica. Descanso emocional y físico. El emocional pues no hubo esa presión que implica clasificar en la última jornada del grupo. Los jugadores ya sabían que el sábado o domingo iban a jugar un cuarto partido; en Sudáfrica era toda una incógnita.
Jugar en Belo Horizonte también ayuda. La selección no deberá viajar el día antes (o dos días antes como se ha hecho en Brasil) y esas horas que implica el traslado (preparar las cosas, subirse al bus al aeropuerto; esperar que el avión despegue; volar; subirse al bus rumbo al hotel y registrarse) seguro se usarán para descansar de manera correcta, pues el reposo a esta altura de la Copa es tan o más importante que el entrenamiento.
En eso también ayuda mucho el hecho que Chile tendrá 5 días sin partido frente a los 3 que hubo en Sudáfrica. Si bien Brasil descansará la misma cantidad de días, el esfuerzo físico de los nuestros frente a Australia, España y Holanda ha sido superior al que se le ha visto a Brasil ante Croacia, México y Camerún. La razón principal es la diferencia física de los nuestros frente a los rivales.
Hay quienes creen que el hecho que la Copa del Mundo se juegue en Brasil implica que los brasileros tendrán una presión extra. Discrepo de esa opinión. He estado en muchas Copas del Mundo con los brasileros y ellos siempre tienen la presión de regresar a casa con el trofeo. No les sirve otra cosa que ganar. Crecen y se desarrollan con esa presión. Por eso no se hacen problemas en hacer prácticas abiertas al público y en que la prensa las presencie íntegramente.
Tampoco creo en la teoría de que Brasil debe ganar a como dé lugar para evitar líos sociales. Si fuese así no habría empatado contra México y no habría sufrido durante largos minutos ante Camerún cuando el marcador iba 1 a 1 y un gol de los africanos los dejaba fuera de la Copa.
Para los fanáticos, era evidente su favoritismo para enfrentar a Chile en la segunda fase frente a la posibilidad de Holanda. Lo decían abiertamente y lo mismo han hecho en los programas televisivos, donde se han dedicado a mostrar los últimos goles brasileros frente a nosotros (no han mostrado los nuestros) y no esconden su agrado de enfrentarnos.
En lo que sí estimo necesario es que arbitre un juez de categoría. Para nadie es un misterio que hay diferentes niveles de competencias en el mundo del fútbol. Cuando un árbitro dirige todas las semanas al más alto nivel, mejor preparado está. Por ejemplo en Francia 98, dirigió un francés (Marc Batta) y en Sudáfrica 2010 un inglés (Howard Webb, que después dirigiría la final del torneo). Entonces lo que hay que pedir es que quien dirija tenga categoría internacional. Eso basta.
Me interesa finalmente aportar mi opinión respecto de una sabrosa discusión que se ha levantado en estos días. Nuestra eterna tendencia a comparar todo, nos lleva a preguntarnos cual selección fue mejor en una Copa del Mundo –se excluye la de 1962, que evidentemente es la mejor hasta hoy-: la de Francia 98; la de Sudáfrica 2010 o la de hoy.
Para mí es la actual. Los fríos números así lo señalan. Clasificar a segunda fase antes del último partido, es algo inusual entre nuestros equipos. Aquí lo lograron y eso los pone un peldaño por delante de las otras dos. Además la cantidad de goles anotados ayuda mucho en esta comparación.
Por ello, hasta el momento e independiente de lo que pase este sábado, este equipo merece al menos un segundo lugar en nuestra participación en mundiales –tras la de 1962- y cuando iniciamos el camino a Belo Horizonte, partimos con la confianza de extender el viaje y así llegar a Fortaleza el próximo 4 de julio.
Las palabras de Jorge Sampaoli respecto del encuentro “el rival es el candidato de todos en su casa, con su gente“ debe ser la motivación extra para vencer el sino que nos persigue en los mundiales.
