Lunes 9 de junio de 2014
El cumpleaños de Eric en la “cuna” de Evo Morales
Es el único de mis hijos en que no estuve con mi mujer cuando nació. Estaba al sur de Corea del Sur, en la Copa Confederaciones de Corea-Japón cuando llegó a la familia.
Harold Mayne-Nicholls
Ex presidente de la ANFP

Mayne-Nicholls, periodista, trabajó en diversos cargos de la Fifa entre 1994 y 2012, además de haber presidido la Asociación Nacional de Fútbol entre 2007 y 2011.

Me interesaba mucho amanecer hoy lunes en Santa Cruz de la Sierra. Era el lugar ideal para compartir con amigos de Bolivia que el fútbol me regaló. Además, anoche, pensaba que en una ciudad grande celebraríamos de buena forma los 13 años de mi hijo Eric.


Pero no pudimos. Calculamos muy mal el tráfico y nos encontramos con gran movimiento de camiones en los 200 kilómetros del tramo Oruro-Cochabamba y mucho más al bajar de la altura al Chapare. Entonces lo que debía terminar en Santa Cruz, finalizó en Villa Tunari.


Decidimos parar aquí pues salimos a las 09,30 horas y ya encaminándonos a Cochabamba, Eric se dio cuenta que no estaba su mochila en el equipaje. Y vuelta atrás con 45 minutos de retraso.


a los brasileños les dimos erradamente las medallas (En la copa confederaciones)

Pero qué importa, a cualquiera se le olvida algo. Y como dice Eduardo Rojas, nuestro compañero de viaje ¿a quién no le ha pasado?


Eric es el único de mis hijos en que no estuve con mi mujer cuando nació. Estaba al sur de Corea del Sur, en la Copa Confederaciones de Corea-Japón cuando llegó a la familia.


Ese día me tocaba organizar el partido por el tercer puesto entre Australia y Brasil en la ciudad de Ulsan (la sede de la Hyundai). Ganó Australia y esa vez se produjo un tema no menor: a los brasileños les dimos erradamente las medallas por el tercer lugar y obvio que los australianos reclamaron. Un error gigantesco, que remediamos cambiando las medallas en los vestuarios … salvo una del tercer lugar que jamás apareció. Por suerte nunca trascendió pues fue una falta de proporciones.


Antes del partido, llamé a la casa y uno de los niños mayores me dijo que la mamá había ido al médico. Me llamó la atención pues yo sabía que tenía hora al día siguiente. La ubiqué y me dijo que estaba en sala de parto. No lo podía creer.

Dudé en ir a ese torneo –estaba nominado como Coordinador General- hasta que, un par de semanas antes de viajar el doctor me garantizó que antes del 18 de junio no llegaba Eric.

Pero es la naturaleza la que siempre manda sobre la ciencia.

Tras estar un par de horas sin poder saber que pasaba, supe que había llegado el cuarto varón a la familia. Lo conocí tres días después de su nacimiento. Por eso hoy me alegró tanto el amanecer cuando en Oruro me dijo “papi que no se te olvide que hoy es mi cumpleaños.” ¡Como olvidarlo!


Era la época en que, por mi trabajo en FIFA, viajaba mucho por Sudamérica y el mundo. Casi tres cuartos del año los pasaba fuera de Chile.


En uno de esos viajes, tuve la oportunidad de conocer a un líder de los “cocaleros”: Evo Morales. En aquellos días era dirigente del fútbol… hoy es el Presidente de la República de Bolivia.


En esos años había un problema serio con todo lo relacionado a la producción de hojas de coca (base para la producción de la cocaína). Aquí en el Chapare era y es la principal fuente de trabajo. Tanto que, era un secreto a voces que Estados Unidos tenía literalmente intervenidos todos los campos del sector, obligando a los agricultores a dedicarse a los cítricos (piña, limón, naranja etc.).


Así surgió el liderazgo de Morales. Primero como dirigente del fútbol y de ahí de los cocaleros. Yo lo conocí en el fútbol, cuando me invitó a inaugurar el “estadio” de Villa Tunari.


Era el año 2002 ó 2003, no recuerdo exactamente. El estadio era una humilde cancha de pueblo, con una tribuna que tenía e l cemento fresco al momento de abrirla a la comunidad. El partido inaugural era el encuentro entre dos de los equipos de una liga de Villa Tunari. Recuerdo que a la final llegaron: el equipo de la DEA frente al de los cocaleros. Creo que ganaron éstos últimos y recibieron de Morales un trofeo gigantesco que él mismo había donado.


En el intertanto algo pasó y el embajador de USA en Bolivia lo declaró persona non grata para ese país. De ahí su carrera política tuvo un auge que le llevó a la Presidencia de la República.


En ese cargo lo volví a encontrar el 2008. Esta vez en el Estadio Hernando Siles de la Paz. Jugaban Bolivia y Chile. Estaba yo, como Presidente de la Federación de Fútbol de Chile en el palco (era el único chileno, rodeado por autoridades de gobierno) cuando llegó, me lo presentaron, pero él se acordaba de Villa Tunari. Me saludó y me pidió permiso para escuchar el partido por la radio (una transistor de aquellas que uno usaba en los 70). Obvio que sí.


En el entretiempo quedó sólo en el palco, me acerqué y conversamos largo. Ya ganábamos el partido en una jornada consagratoria de Gary Medel.


Le dije: “respetuosamente Presidente, usted ha luchado mucho por jugar los partidos de su selección en La Paz –se dudaba mucho por el tema de la altura y cómo afectaba la salud de los jugadores- pero si le presenta al mundo una cancha así (estaba en muy mal estado) … su país no sale beneficiado”. Me miró y cambió de tema rápidamente.


A diez minutos del final de ese partido, me tocó el hombro y me dijo “me voy Presidente y le felicito por su equipo. Juegan muy bien al fútbol”.


“¿Cómo se va antes?”, le pregunté; “todo puede cambiar”, agregué.


Me respondió: “es verdad, con lo bien que juegan capaz que nos hagan más goles”, y se fue. Ganamos por 2 a 0 con dos goles de Gary y no hubo tiempo para celebrar. Del estadio nos fuimos al aeropuerto rumbo a Venezuela.


Días después Bolivia jugó en esa misma cancha, frente a Paraguay y ganaron. El comisario fue Alfredo Asfura, quien al llegar a Santiago me dio detalles de su viaje. “Todo muy bien. Llegué el lunes temprano a La Paz y me fui directo al estadio. Sorpresivamente habían unas 60 personas trabajando en la cancha, que para el partido estaba impecable”.


La travesía de cinco horas hasta Villa Tunari se alargó hasta 8 por el tráfico y por dos detenciones: paramos a ver un torneo de fútbol a un costado de la ruta entre damas y varones. Todos en la tierra y con palos de eucaliptos como arcos, pero con gran pasión.


Era en celebración del aniversario del pueblo de Oruro. Como premio al ganador, dos llamos.


La otra parada fue en Cochabamba y en el monumento al Coronel Eduardo Abaroa (un hacendado de Calama, que tenía el grado de coronel de las fuerzas civiles) héroe de Bolivia tras la batalla de Topater (a las afueras de Calama el 23 de marzo de 1879) en los inicios de la Guerra del Pacífico.


La historia cuenta que dada la evidente desigualdad a favor de nuestros compatriotas, el teniente coronel Eleuterio Ramírez, a cargo de las fuerzas chilenas le pidió rendirse “¿Rendirme yo? Qué se rinda tú abuela carajo”, respondió Abaroa que junto a 20 compatriotas cayó en Calama (y también murieron 7 soldados chilenos).


Así, llegando a Villa Tunari decidimos recuperar fuerzas con un buen baño en la piscina y mientras cenábamos llegó una intensa y larga lluvia con truenos y relámpagos. En 48 horas habíamos cambiado el desierto por el trópico y seguimos en la ruta.



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